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Lo escuchas por todos lados, para formar un hábito tienes que hacerlo por 21 días, o no por 30 días o no por 90 días, y toda esta información en lugar de ayudarte, te confunde más.
Pero, aun si crees que ya sabes todo lo que hay que saber sobre los hábitos, probablemente aún te cueste aplicar ese conocimiento y lograr que los cambios perduren.
Hoy vamos a platicar de las 3 partes fundamentales para formar nuevos hábitos, y por qué estas partes son esenciales para tu rutina de formación de hábitos.
Al final, te vas a dar cuenta de que estas cometiendo el mismo error que la mayoría de las personas: solo te estas enfocando en una parte para formar un hábito y te estas perdiendo de las otras dos.
Los nuevos hábitos comienzan como algo que prácticas, y después de aplicarlo con el tiempo se convierten en parte de quien eres.
Y usualmente pensamos que solo necesitamos tener la fuerza de voluntad para empezar a hacer algo, hacerlo una y otra vez por 21 días, y luego ya, de repente lo podemos hacer sin falta por el resto de nuestros días.
Pero si has tratado de formar un hábito últimamente, seguramente te has dado cuenta de que las cosas no suceden así.
Es difícil lograr que los hábitos perduren debido a varias razones. Los humanos somos amantes de las rutinas. Nuestra mente y cuerpo están acostumbrados a operar en ciertos patrones y rutinas. Cuando intentamos cambiar hábitos ya establecidos, enfrentamos resistencia interna porque lo desconocido puede generar ansiedad y temor.
Ahora, para entender esto un poquito más, vamos a descifrar qué es un hábito:
¿Qué Es Un Hábito?
Un hábito es un comportamiento o acción que realizamos de forma automática y regular, casi sin pensar conscientemente en ello. Estas conductas se vuelven parte de nuestra rutina diaria debido a la repetición y la práctica constante a lo largo del tiempo.
Los hábitos pueden ser tanto positivos como negativos y pueden tener un impacto significativo en nuestras vidas. Algunos ejemplos de hábitos positivos podrían ser hacer ejercicio regularmente, comer alimentos saludables, leer antes de dormir, o hasta ser puntual. Por otro lado, hábitos negativos podrían ser fumar, comer en exceso, procrastinar, o usar el teléfono en exceso.
Los hábitos son formados por una secuencia de tres elementos: uno: el “cue” o disparador que desencadena el hábito, dos; la “rutina” que es el comportamiento en sí, y tres; la “recompensa” que se obtiene al realizar la rutina. Estos tres elementos trabajan juntos para establecer y reforzar los hábitos.
Una vez que un hábito está bien establecido, se vuelve más fácil de mantener porque se vuelve parte de nuestra programación subconsciente. Esto nos beneficia, ya que nos permite llevar a cabo tareas diarias sin gastar una cantidad significativa de energía mental en decisiones rutinarias. Sin embargo, también puede ser un reto si deseamos cambiar hábitos no deseados, ya que requiere de esfuerzo y persistencia para reemplazarlos con nuevos comportamientos positivos.
¿Por Qué Son Importantes Los Hábitos?
Los hábitos son importantes por varias razones. Te ayudan con la eficiencia, consistencia, desarrollo personal, salud y bienestar, reducción del estrés, autodisciplina, crecimiento profesional y hasta pueden tener un impacto positivo en la sociedad.
Los hábitos nos permiten realizar acciones de manera automática y sin esfuerzo. Nos ayudan a ahorrar tiempo y energía mental lo que nos deja más recursos para enfocarnos en otras actividades y decisiones importantes.
En otras palabras, sin los hábitos, estaríamos en una pelea constante contra el robo de energía mental que requiere tomar decisión tras decisión. Y si ahorita te sientes que no haces nada, imagínate como te sentirías si tu energía se fuera al decidir si te lavas los dientes o no, si te peinas, si te maquillas, o cualquier otra cosa que ahora haces sin pensar.
Los hábitos son una herramienta poderosa para el crecimiento y mejora personal. Al adoptar hábitos positivos, podemos desarrollarnos y convertirnos en versiones más mejoradas de nosotras mismas.
Adoptar hábitos positivos puede ayudarnos a vivir una vida más plena y saludable. Los hábitos pueden reducir el estrés y la ansiedad porque nos dan una sensación de estructura y control en nuestras vidas. Cuando tenemos hábitos establecidos para enfrentar situaciones específicas, nos sentimos más preparadas y seguras para afrontar los desafíos de todos los días.
¿Qué Dice La Ciencia Sobre Los Hábitos y Las Personas Exitosas?
Hablemos un poquito sobre cómo la ciencia respalda la conexión entre hábitos y el éxito personal en varios aspectos.
Primero que nada, sí es cierto que formar un hábito toma tiempo. Hemos escuchado que 21 días, o 90 días, pero según un estudio realizado por el University College London, el tiempo promedio para que una acción se convierta en hábito es de alrededor de 66 días. Esto subraya la importancia de la consistencia y la repetición en la formación de hábitos que perduren.
Otra investigación realizada en la Universidad de Duke sugiere que alrededor del 40% de nuestras acciones diarias son impulsadas por hábitos, lo que demuestra que muchas de nuestras decisiones y acciones se vuelven automáticas con el tiempo.
Las personas que establecen hábitos específicos y se conectan a ellos son más propensas a alcanzar sus objetivos a largo plazo en comparación con las que dependen solo de la fuerza de voluntad.
Las personas exitosas dependen más de sus hábitos que de la autodisciplina. Esto se debe a que los hábitos, una vez formados, no requieren una decisión consciente constante, lo que ahorra energía mental.
También los hábitos saludables, como hacer ejercicio regularmente y dormir lo suficiente, están asociados con niveles más altos de bienestar emocional y una mejor calidad de vida.
En resumen, la ciencia respalda la idea de que los hábitos juegan un papel crucial en el éxito personal. Formar hábitos requiere tiempo y consistencia, pero una vez establecidos, pueden automatizar comportamientos, liberar energía mental y contribuir al logro de tus objetivos a largo plazo.
Y bueno sabemos qué es un hábito, que formar hábitos positivos es importante, que está respaldado por la ciencia y que está comprobado que se toma un promedio de 66 días formar estos nuevos hábitos, ahora viene la pregunta del millón…
¿Qué es lo que nos detiene de formar nuevos hábitos?
La Fuerza De Voluntad No Es Suficiente
Cuando nos proponemos algo usualmente pensamos que solo se trata de tomar la decisión y empezar a tomar la acción. Estamos seguras de que lo único que necesitamos es tener fuerza de voluntad. Aunque la fuerza de voluntad es valiosa, a menudo no es suficiente para formar nuevos hábitos.
La fuerza de voluntad no siempre funciona porque es un recurso limitado y agotable. Aunque puede ser útil para iniciar cambios y mantenerlos por un corto período, con el tiempo tiende a debilitarse debido a el cansancio mental y emocional que viene del uso constante.
Vamos a explorar la ciencia un poquito:
Nuestro cerebro está diseñado para buscar la eficiencia y la conservación de energía. Cuando intentamos depender únicamente de la fuerza de voluntad para cambiar hábitos o comportamientos, estamos luchando contra patrones de conducta aprendida que se han desarrollado a lo largo del tiempo.
Y esa lucha constante nos roba la energía que al final terminamos por decir “me rindo.”
Es como un niño que te está dando y dando lata de que quiere algo. Te insiste tanto, que al final, te das por vencida y terminas por darle ese juguete o ese dulce que tanto quiere. Porque ya no tienes la energía para seguir luchando.
Los hábitos son igual. Al tratar de formar un nuevo hábito, o dejar uno negativo, estamos luchando contra patrones ya establecidos, y esa lucha nos roba la energía y hace que eventualmente regresemos a lo conocido o lo que se nos hace más fácil.
Y otra cosa de la que no nos damos cuenta, es que establecer una meta para formar un hábito, usualmente requiere de formar varios hábitos para lograr esa meta.
Por ejemplo, cuando establecemos una meta de bajar de peso, en nuestra mente lo formamos como un solo hábito, hacer ejercicio. Pero la realidad no es así. Vamos a romperlo en partes:
La meta es: Bajar de peso.
Eso requiere lo siguiente:
Levantarte temprano para hacer ejercicio en la mañana – Hábito uno. Empezar a comer más saludable – Hábito dos. Pero para lograr esos dos hábitos, necesitas acostarte más temprano para poder levantarte temprano. Hábito tres. Y para poder comer más saludable, tienes que aprender a cocinar más saludable. Hábito cuatro. También para poder acostarte más temprano, necesitas terminar la cena y tus quehaceres de casa más temprano. Hábito cinco y seis. Y aparte si tienes hijos, necesitas acostarlos más temprano a ellos también. Hábito siete.
Y así te vas, para poder formar un hábito, hay un sinfín de otras cosas o hábitos que primero tienes que aprender o lograr para llegar a tu meta final.
Todo esto requiere de mucha energía en tu cuerpo y tu cerebro, y después nos preguntamos porque no logramos alcanzar nuestras metas.
Pero, otra cosa que es mucho más importante y de la que tampoco nos damos cuenta es de, lo que está pasando a nuestro alrededor, o con quien estamos cuando queremos formar estos hábitos.
Cuando nos ponemos una meta en mente, usualmente lo vemos como algo que solo nos afecta a nosotros, a nuestro ser, a nuestro cuerpo, a nuestra persona individual.
Y ahí es donde cometemos el error más grande, al individualizar el hábito ponemos una máscara que no nos permite ver cómo, todo lo que está pasando a nuestro alrededor, incluyendo el ambiente y las personas que están a nuestro alrededor, influyen en la formación de ese hábito.
El ambiente y las personas tienen una influencia muy grande, ya sea positiva o negativamente, en el resultado o falta de resultado al formar tus hábitos.
De manera positiva puede manifestarse de estas formas:
- Cues visuales: Colocando objetos relacionados con tu hábito en lugares visibles, como dejar tus tenis junto a la puerta cuando quieres formar el hábito de salir a caminar o correr.
- En forma de organización: Un lugar libre de distracciones puede aumentar tu enfoque en la actividad deseada.
- Estímulo visual: Tener imágenes, citas inspiradoras o recordatorios visuales en tu entorno puede motivarte a seguir trabajando en tu hábito.
- Apoyo de personas cercanas: Si las personas a tu alrededor respaldan tu objetivo de formar un hábito, es más probable que te sientas motivada y respaldada en tu esfuerzo.
- Compañeros de hábito: Si compartes tus metas con personas que también están formando hábitos similares, pueden mantenerse mutuamente responsables y brindarse apoyo.
La influencia negativa puede incluir:
- Distracciones visuales: Si tu entorno está lleno de distracciones, como dispositivos electrónicos u objetos tentadores, puede ser más difícil mantener el enfoque en el hábito que deseas formar.
- Entorno desordenado: Un espacio desorganizado y caótico puede generar estrés y dificultar la concentración en la formación de hábitos. El desorden puede distraerte de tus objetivos.
- Influencias negativas: Si estás rodeada de personas que tienen hábitos negativos o poco saludables, es probable que te veas influenciada por esas acciones en lugar de formar hábitos positivos.
- Falta de apoyo: Si las personas en tu entorno no apoyan tus esfuerzos por formar un hábito, es posible que te sientas desmotivada y sola en tus esfuerzos.
Como puedes ver, formar hábitos requiere tener conciencia no solo de lo que está pasando contigo misma, sino también de lo que está pasando a tu alrededor, en tu ambiente y en las personas que te rodean.
3 Partes Fundamentales Para Formar Nuevos Hábitos
Si me sigues en las redes sociales o has entrado en la página sobre mí en dianaruby.com, te abras dado cuenta de que tengo dos hijos peluditos que se llaman Chato y Willy, son bulldogs ingleses que son el alma de la familia.
Willy es hijo de Chato, y tiene la energía de 5 perros juntos, ahorita estamos en el proceso de entrenarlo porque es un terremoto andante. Se mete en todo, se come todo, rompe cualquier cosa que le pongas enfrente, y aunque con solo verle la cara tan chula que tiene se me olvida todas las travesuras que ase, finalmente llegue al punto de no más. Es hora de entrenarlo y darle esa disciplina que no solo lo va a hacer mejor perro, sino que también me va a salvar unos cuantos pares de zapatos.
Si tú tienes un perro o alguna vez en tu vida tuviste un perro que ha pasado por entrenamiento sabes que es un proceso de tres pasos para entrenarlos.
Dar la señal, realizar la acción, y dar la recompensa.
El mismo principio de condicionamiento que se utiliza para enseñar hábitos a los perros, conocido como el “condicionamiento operante”, también puede aplicarse para formar hábitos en los humanos.
Y no, no estoy tratando de ofenderte al decirte que puedes entrenar tus hábitos como un perro, solo quiero que entiendas el concepto, y que desde hoy en adelante lo uses para empezar a formar tus hábitos.
Para hacer esto hay tres partes fundamentales.
La primera parte es la más fácil y la que ya hacemos todos.
#1 – Establecer el “cue” o la señal
El “cue” es la señal que desencadena la acción del hábito. Es algo que te indica que deseas realizar el hábito. Por ejemplo, si estás formando el hábito de hacer ejercicio, el “cue” podría ser ponerte la ropa para hacer ejercicio o los tenis para salir a correr.
La segunda parte es
#2 – Tomar la acción: Aquí es donde haces la acción que deseas convertir en hábito, en el caso de hacer ejercicio, es hacer el ejercicio. Ya sea salir a caminar, subirte a una caminadora eléctrica o entrenar con pesas.
Y por último
#3 – Dar una recompensa. Después de realizar la acción, asegúrate de darte una recompensa por haber hecho la acción. Esto refuerza la conexión entre la acción y la recompensa.
Esta última parte es súper importante. Regresamos con el entrenamiento de los perros, para que un perro forme la conexión de que hacer algo (el hábito) es algo bueno, tiene que tener una recompensa. Los humanos trabajamos de la misma manera. Tenemos que relacionar algo positivo con la acción que tomemos. Así nuestro cerebro automáticamente pide más, y le da una conexión positiva a la acción, y no lo ve como algo negativo que nos está tratando de robar energía, sino algo bueno que nos va a traer buenos resultados.
La Recompensa Es Súper Importante
Ahora, pon atención porque esto es súper importante, la recompensa tiene que llegar inmediatamente o no más de dos minutos de haber tomado la acción.
Seguimos con el ejemplo de hacer ejercicio, te tienes que recompensar inmediatamente al acabar de hacer ejercicio. Y no, eso no quiere decir que te mereces unas papas fritas y un helado por haber hecho ejercicio. Eso solo te regresa dos pasos para atrás.
Tu recompensa puede ser algo tan simple como un elogio personal, marcar una flechita de completado en tu lista, mirarte al espejo y sonreírte y darte un gesto de victoria, respirar profundo y decirte a ti misma que estás orgullosa de ti, escuchar tu canción favorita, comer una fruta, o gritar a todo pulmón que eres una chingona que puede hacer lo que se le venga en mente.
No importa la recompensa, siempre y cuando lo hagas inmediatamente de acabar la acción.
Dos cosas que también hay que tener en mente es la consistencia y repetición.
Recuerda, para crear un hábito necesitas hacerlo por 66 días seguidos. Eso quiere decir que, si solo lo haces por dos, paras tres, y luego empiezas otra vez, le estas diciendo a tu cerebro, que esto no es importante.
Al igual que con los perros, la consistencia y la repetición son esenciales. Repite el proceso cada vez que el “cue” aparezca para fortalecer la asociación entre el estímulo y la acción.
Al formar hábitos, también es importante reflexionar sobre el proceso. Evalúa cómo te sientes con respecto al hábito y si la recompensa es efectiva. Si es necesario, ajusta el “cue” o la recompensa para mejorar la eficacia del proceso.
Recuerda que toma tiempo y persistencia. Mantén la paciencia y la determinación mientras trabajas para establecer el hábito en tu rutina diaria.
Los nuevos hábitos comienzan como algo que prácticas, y después de aplicarlo con el tiempo se convierten en parte de quién eres, parte de tu rutina.
Conclusión
Y así mi amiga es como se forman los hábitos.
Espero que este episodio te ayude, aunque sea un poquito más a empezar a establecer hábitos positivos. Recuerda, no solo se trata de querer, sino de establecer un sistema para formar ese hábito. Empieza con uno, por 66 días, ten en cuenta el ambiente, las personas que están a tu alrededor, y los pasos que necesitas tomar.
Establece el cue, toma la acción y date la recompensa. Así de simple.
¡Un millón de gracias por regalarme tu tiempo! Sigue aprendiendo, sigue creciendo, pero lo más importante sigue tomando acción por muy pequeñitos que sean los pasos que tomes. Hablamos pronto.
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