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Episodio 32
Hoy quiero ser totalmente transparente contigo, porque tal vez también te sientas igual que yo en este momento, yo me siento rara, hasta un poco perdida. Y quiero empezar el episodio de hoy con una de mis frases favoritas, que la verdad no se quien la escribió pero que me encanta.
“La vida no siempre te da lo que quieres, pero sí te da lo que necesitas”
Tengo que tomar un respiro profundo, porque este es uno de esos episodios que me encanta hacer pero que también son estresantes porque es algo que me toca muy de cerca.
Pero antes de empezar te quiero dar un pequeño descargo de responsabilidad y aclarar que vienen unas cuantas malas palabras, así que, si tienes personas pequeñitas a tu alrededor que no quieres que escuchen eso, ponte los audífonos para que no escuchen la conversación.
Ya sea que hayas estado escuchando este programa durante mucho tiempo o que ésta sea la primera vez que lo escuchas, mi nombre es Diana Ruby y solo quería decirte que estoy muy contenta de que estés aquí.
He estado creando una serie de episodios sobre los fundamentos para crear una vida mejor, así que he estado también cubriendo la investigación sobre hábitos para establecer metas, mentalidad, éxito y productividad y hace unos cuantos episodios publiqué un episodio sobre la ciencia de las metas y cómo crearlas para que realmente las logres, y si aún no lo has escuchado, no te preocupes, puedes escucharlo inmediatamente después de este, porque todos estos episodios funcionan juntos pero también son independientes.
Al escribir estos episodios, siempre intento implementar todos los pasos de los que hablo.
Usualmente hago la investigación para mis episodios, y siempre trato de pensar en cómo no solo puede ayudarte a ti como oyente, pero también cómo puedo implementar y probar todos los hábitos y consejos de productividad que me gusta compartir. Porque sé que, si me ayudan a mí, definitivamente te ayudarán a ti.
Pero, mientras escribía y me preparaba para grabar este episodio en particular, me empecé a sentir mal, como si algo no estaba bien, incluso comencé a llorar y sé por qué.
El mes de octubre fue realmente pésimo para mí, fue uno de esos meses en que casi todo te sale mal y vas bateando problemas por derecha y por izquierda.
Me enfermé de COVID, otra vez. Esta fue la tercera vez que me enfermo con COVID, pero esta vez me golpeó como la primera vez y como si nunca antes me hubiera puesto la vacuna, y todos los planes que tenía para escribir, grabar y editar los episodios finales del podcast para este año, bueno pues, salieron por la ventana.
Entonces no solo me enfermé y me sentí como mierda, si no que todo lo que tenía para hacer, mis planes, mis listas de tareas pendientes, mi podcast, mis publicaciones de planificación en las redes sociales, hasta juntas con un cliente para el mes de octubre, se detuvo por completo.
La Fórmula Para Sentirte Infeliz
Y si quieres conocer la fórmula para sentirte infeliz, es esta: tus expectativas sobre cómo deberían de ser las cosas en este momento, no coinciden con la realidad de cómo son las cosas.
No sé si tú también has sentido esto en algún momento, cuando todo va fluyendo como debería ser, cuando estás en los qué los investigadores llaman “el efecto de nuevo comienzo” que usualmente pasa cuando empieza el año, en tu cumpleaños o en algún aniversario, o como yo al empezar un nuevo proyecto que tenía meses planeando. Es como un borrón y cuenta nueva en el momento que empiezas, cuando el reloj marca la medianoche y comienza un nuevo día y estás lista para conquistar el mundo “otra vez”.
Yo, normalmente me siento así cuando me enfermo mucho y estoy deprimida digamos por un par de semanas, y en el momento en que empiezo a sentirme mejor, me llega ese efecto de nuevo comienzo. Pero esta vez fue diferente. No siento eso en este momento, siento el efecto de “me vale madre todo” en este momento. Y aunque me pesé decirlo, eso es exactamente lo que sentí cuando me empecé a mejorar del COVID.
Y lo repito, si has escuchado mis episodios anteriores o me has estado escuchando por un tiempo, o tal vez incluso si me conoces personalmente, escuchar que en este momento que “me vale madre todo”, te puede resultar una sorpresa. Que alguien como yo que es todo sobre inspiración y motivación y lograr metas, está lista para tirar la toalla y no le importa lo que sigue, y peor aún sentir que todos esos grandes planes se fueron al carajo debido al COVID, y además agrégale que mi casa es un cochinero, mis perros huelen feo, y no he hecho ejercicio porque aún me siento como mierda.
Honestamente pensé que estaba bien, tan pronto como comencé a sentirme mejor, pensé ok, esto paso, ahora es solo cuestión de continuar donde dejé las cosas antes de enfermarme y terminar mi lista de tareas pendientes.
Pero cuando empecé a revisar mis objetivos y a reorganizar mi lista de tareas que completar, algo sucedió y me activé como una bomba. No sé qué es, pero hay algo sobre el comienzo del final de un año, quiero decir, ¿puedes creer que ya estamos en noviembre y que solo tenemos un poco más de un mes para el año nuevo?
Cuando Tus Planes No Salen Como Pensabas
Para esta época del año, se supone que debo tener todos estos planes hechos, todos estos episodios grabados y estar trabajando en mi estrategia de contenido para lanzar un curso en el que estoy planeando y que realmente me entusiasma. Pero por alguna razón, simplemente no lo siento.
No sé si tal vez sea porque todavía me quedan síntomas del COVID o ya empieza a hacer frío o porque está nublado o porque llevo 3 años trabajando desde casa, de unos días para acá, me siento como que si no tengo idea de qué diablos está pasando a mi alrededor.
Lo único que sé es que cuando empecé a trabajar en este episodio, comencé a sentir el famoso síndrome del impostor, porque mi tema favorito es dar consejos y trucos de productividad para que puedas lograr tus objetivos y tus metas, ¡y yo aquí no puedo lograr los míos!
Ese fue mi detonante, una ola de emociones que recorrió mi cuerpo y que de repente me hizo explotar.
Me Vale Madre Todo
Y de eso quiero hablarte hoy, porque va a llegar un momento cuando intentes cambiar algo en tu vida, cuando intentes ser más saludable, cuando intentes ser más organizada, cuando estés jugando un juego más grande, cuando intentes aprender nuevos hábitos, o cuando estableces grandes objetivos.
En algún momento se volverá demasiado, algo tan pequeño como tus planes futuros te hará girar en espiral y tendrás algo que yo llamo el momento de “me vale madre.”
Esa cosita, va a desencadenar una ola de emoción incómoda y simplemente vas a decir sabes que “me vale madre”. Ya no voy a hacer esto.
Y déjame decirte que ese pequeñito momento de “me vale madre” puede convertirse en un gran momento de “me vale madre”, porque verás esos planes y te dirás a ti misma “me vale madre” todo esto, nunca voy a arreglar mis cosas y nunca voy a lograr todos esos planes que planeé maravillosamente con notas de color y luego codifiqué con colores iguales en mi calendario. Oh bueno a lo mejor solamente hago eso yo. Pero el caso es que a mí me llego ese momento, y empecé a cuestionarme a mí misma.
¿Cómo puedo hablar de productividad con otras personas, cuando mi casa ahorita mismo parece el día después del viernes negro en, digamos, todas las tiendas?
Hay bolas de polvo en cada rincón, hay bolas de pelo de los perros por todos lados, hay platos sucios y baños que no han sido limpiados adecuadamente desde que me enfermé, y no sé ni por dónde empezar.
¿Cómo puedo hablarte sobre la ciencia de los hábitos cuando ni siquiera tengo control sobre mis propios hábitos y estoy rodeada de un montón de planes en los que todavía necesito trabajar antes de que se acabe el año?
Hace 3 semanas, cambiar parecía fácil y hoy me desperté y pensé que no puedo hacer esto.
Y esto también te va a pasar a ti, y por eso sentí la obligación de hablar de esto y tocar este tema, porque de eso se han tratado los últimos episodios. Este programa trata sobre cómo crear una vida mejor, pero parte de crear una vida mejor es tener momentos como estos.
Al igual que yo, vas a tener que navegar el mal tiempo cuando explotes por algo sin importancia o simple o no tan simple, y te lleguen todas esas emociones hasta que digas “me vale madre”.
No Te Rindas
Pero, no quiero que te rindas en esos momentos, no quiero que tires la toalla o que tires tu lista de planes codificados por colores o digas no puedo hacerlo.
Aunque así es como yo me sentí, y me llego esa gran ola de inseguridades que finalmente dije sabes que, “chinge su madre todo esto y me vale madre”.
Me senté en mi computadora y traté de trabajar en este podcast, y me di cuenta de que hoy no puedo hablar de hábitos, si ni siquiera puedo completar una cosa en mi propia lista de quehaceres.
Hablé con mi coach y le dije, ya no puedo hacer esto, no puedo tener un trabajo de tiempo completo y un segundo trabajo para construir mi negocio, ya gano más que suficiente en mi trabajo, y no necesito esto, no puedo hacer esto.
Y sabes lo que dijo, “dijo sí puedes, sí puedes, y se sentó allí y me escuchó quejarme una y otra vez, y me dijo, Diana, tienes que lograr algo más grande. Tienes que asumir algo que te resulta difícil y tienes que aferrarte a tu horario, a tus hábitos, que sabes que funcionan, los has hecho en el pasado y por eso decidiste crear esta serie, porque querías compartir tus procesos y tus conocimientos. Ahora mismo es el momento perfecto, el hecho de que estés sintiendo el “me vale madre”, solo unos días después de que empezaste a sentirte mejor, esto es algo bueno, porque te está presionando.”
Y sabes en qué tiene razón. Tiene toda la razón.
Así que me fui a la cama, dormí toda la noche y cuando me desperté esta mañana y comencé a trabajar en este podcast nuevamente, algo que se me vino en mente fue una de mis frases favoritas y es que “la vida no siempre te da lo que quieres, pero sí te da lo que necesitas.”
Y creo que a veces lo que necesitas son momentos de “me vale madre,” porque necesitas ver que puedes tener un momento en el que quieres rendirte e incluso puedes equivocarte, pero también puedes volver al tren de la transformación y puedes seguir adelante.
Tienes Que Aprender A Manejar Tus Emociones
Eres más grande que el momento de “me vale madre”. Ese “me vale madre” está ahí para ponerte a prueba, es parte del proceso, está ahí porque tienes que aprender a manejar estas emociones que van a surgir.
Entonces, ¿qué haces cuando te ha ido muy bien con uno o varios hábitos y, como yo, te desmoronas y tienes todos estos sentimientos incómodos y no sabes de dónde vienen y te sientes agotada? ¿Y sabes lo que debes hacer, pero simplemente no puedes hacerlo?
En primer lugar, es necesario identificar el detonante, pensar en el momento en el que aparece ese “me vale madre”. ¿e identificar de dónde viene?
¿Es frustración? ¿Te sientes abrumada? ¿Es miedo a perderte algo más?
¿Qué emoción te provoca específicamente? ¿Cuál es ese sentimiento central?
Una vez que identificas la emoción que te desencadenó, será más fácil entender qué está pasando en el momento en que aparece ese “me vale madre.”
Cuando empieces a notar que surgen los sentimientos, nómbralos.
¿Pregúntate, realmente quiero rendirme o simplemente me siento abrumada?
Necesitas llegar al fondo de lo que realmente está pasando y entender el porqué del sentimiento que estás teniendo.
En mi ejemplo, dejé que el síndrome del impostor se hiciera cargo y olvidé que sigo siendo un ser humano que no es una supermujer y que no puedo hacerlo todo. No importa que tan buenos sean mis hábitos de productividad, o no importa cuánto tiempo haya dedicado a planificar el cronograma perfecto para todo el año.
Al final del día, ese momento de “me vale madre” es solo un momento, es un momento en el cual explotas.
Simplemente estás abrumada por la emoción. Eso es todo. Es una incapacidad para manejar emociones incómodas y por eso decimos “me vale madre” y evitamos hacer esas cosas que son un detonante o simplemente tiramos la toalla.
Los Momentos Incómodos Se Pueden Tolerar
Y estoy aquí para decirte que esos momentos son normales y que puedes tolerar esos sentimientos incómodos. Es casi como si en lugar de simplemente tirar la toalla como yo quería hacer con el resto de mi año, ¿qué tal si simplemente escurres la toalla? Absorbes toda el agua, todas las emociones, respiras profundamente, escurres esa toalla y luego la sacudes también.
Esto es muy importante porque también es una habilidad que necesitas y si puedes tener el coraje de admitir lo que está pasando y que algo no está funcionando y puedes reunir la fuerza y la autoconciencia de decir oh, estoy teniendo un momento de “me vale madre” estoy lista para tirar la toalla, solo llevo 7 días sin tomar leche y quiero matar a toda mi familia porque estoy muy irritable, oh, este es un “me vale madre.”
Es importante aprender a tolerar emociones incómodas y luego apoyarte a tí misma en esa creación de capacidades y habilidades y apegarte a tu objetivo y poco a poco lograr ser esa persona en la que te quieres convertir y seguir con esos planes y metas que tanto quieres alcanzar.
Para resumir, porque sé que te avente muchas cosas en unos minutos:
#1 – El momento “me vale madre”, viene en camino.
#2 – Cuando suceda ese “me vale madre”, no te juzgues.
#3 – Esos momentos de “me vale madre” en realidad son buenos.
¿Sabes lo que significa ese momento? Significa que mientras te esfuerzas y adoptas cosas nuevas, y mientras intentas y tratas de cambiar… estás expandiendo tu capacidad para nuevos comportamientos y nuevas experiencias. Un momento de “me vale madre” ocurre porque tienes que deshacerte de esas cosas viejas que están almacenadas en tu sistema nervioso y tienes que deshacerte de estos viejos patrones de comportamiento, y esas cosas pueden enviar ondas de choque a través de tu sistema y pon atención en esto, manejados correctamente, estos momentos, te ayudan a crecer.
Y también quiero que recuerdes que sí, van a llegar, pero también pasan. Y lo que me ayuda a mi cuando llegan los míos es esto, ¿notaste en mi historia que le conté a mi coach por lo que estaba pasando?
Cuando hablo con mi coach, o con mi esposo o con mis compañeros de trabajo, o con mis hermanas o amigas que algo me está sucediendo, y que estoy a punto de explotar o tal vez ya exploté, me ayuda a procesarlo. Pero, en lugar de simplemente desahogarme con la gente, primero les digo: “Estoy pasando por algo”. ¿Tienes la capacidad ahora mismo de dejarme desahogarme por un minuto?
Porque es importante que la gente o la persona con la cual te quieres desahogar, sepa que eso no se trata de ellos y que tu frustración no tiene nada que ver con ellos y que simplemente necesitas que te escuchen para que después no tengan su propio momento de “me vale madre” después de escucharte.
Y otra cosa que quiero que sepas es que mereces más ayuda de la que estás dispuesta a pedir o incluso admitir que necesitas. Todos la necesitamos.
Entonces, ya sea tener una conversación rápida con tu coach o tu esposo, o una sesión de desahogo de mensajes de texto con una amiga y pedirle que te envíe mensajes de texto todos los días, para verificar que estas trabando en tus metas y checar como vas emocionalmente, o tal vez buscar asesoramiento o evaluación profesional por un médico. Busca ayuda. Porque buscar ayuda no te debilita, te hace fuerte.
Buscar ayuda es una señal que va en serio el cambio que quieres hacer, y que no vas a dejar que estos momentos y obstáculos que seguramente van a surgir, te paren. No has tirado la toalla, solamente la estas escurriendo cuando se llene de emoción.
Y una cosa más que quiero asegurarme de que escuches alto y claro, y digamos que te pase lo mismo que a mí, y te llegue ese “me vale madre” y dices ya no voy a seguir. Cuando llegue otro día y estés lista para seguir avanzando, no has perdido progreso.
Los estudios y las investigaciones dicen que no importa que sean tres días de progreso o 300 días, antes del “me vale madre” tu progreso todavía está ahí en tus formas neuropáticas. No estás comenzando desde cero, y creo que es muy importante que escuches eso porque muchas veces tiramos la toalla en lugar de escurrirla, porque pensamos que echamos todo a perder por equivocarnos una vez, y eso no es así en absoluto.
Todo por lo que has trabajado sigue ahí, así que sigue adelante.
Y en caso de que nadie más te diga esto hoy, te lo digo yo. Creo en ti y creo en tu capacidad para simplemente escurrir esa toalla y seguir adelante, y estoy aquí para seguir enseñándote todo sobre hábitos positivos y consejos de productividad que pueden llevarte al siguiente nivel.
Conclusión
Yo ya escurrí mi toalla, y estoy lista para seguir adelante. Espero que tú también.
Este y todos los episodios los convierto en un blog post en dianaruby.com, quiero que compartas tus momentos de “me vale madre” y tus momentos difíciles. Este es un espacio sin juicios, y todos sabemos que hay una diversidad de ideas y metodologías que pueden ayudarnos a todos a prosperar en nuestra plena humanidad. Visita las notas de este episodio para conseguir el enlace y deja tu comentario.
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¡Un millón de gracias por regalarme tu tiempo y dejarme escurrir mi toalla! Sigue aprendiendo, sigue creciendo, pero lo más importante sigue tomando acción por muy pequeñitos que sean los pasos que tomes. Hablamos pronto.
Ah, una cosa más es el lenguaje legal, este podcast se presenta únicamente con fines educativos y de entretenimiento, no pretende sustituir el consejo de un médico, entrenador profesional, psicoterapeuta u otros profesionales calificados.
Ahora sí, hablamos pronto.
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